Como me hice ateo (antecedentes)
Como la mayoría en mi país (España), crecí en una sociedad eminentemente católica, apostólica, y romana.
Los niños no escogen estas cosas, hacen lo que les dicen sus padres, y estos a su vez hacen lo que creen que es mejor para sus hijos.
La misa (menudo tostón)
Crecí en un pueblo pequeño, mis padres nos hacían ir a misa todos los domingos mientras ellos se quedaban en casa, en lo que sospecho era más bien una oportunidad para estar tranquilos y sin niños mareando durante un par de horas.
Mentiría si dijese que era una experiencia lúdica, la hora de misa se me hacía eteeerna, la parte del sermón era especialmente tediosa. A pesar de ello, ¡Acabé siendo monaguillo! junto con mi hermano. Así estuve unos años, la experiencia no estuvo mal, el cura del pueblo mossen Jaume era un buen hombre, incluso llegué a plantearme la posibilidad de hacerme cura, yo también quería ser buena persona. Parecía una decisión importante, así que en uno de esos rarísimos momentos en los que decidía compartir inquietudes con mi padre, especialmente en este caso, porque él también había sido monaguillo, fui y le explique mis dudas a corazón abierto.
Mi padre me aclaró algunas dudas
Parece ser que mi situación era más habitual de lo que yo creía, ya que mi padre me confesó que el había pasado por algo parecido, pero que finalmente había abandonado la idea. Lo que más me impresiono fue la forma en la que me lo explico, con un ¡bah! Que valía más que mil palabras. Aquel fue uno más de los muchos consejos valiosos que me dio mi padre, y que en este caso, me aparto de la carrera eclesiástica.
Las historias de la biblia siguieron gustándome, muchos de los preceptos éticos del cristianismo seguían siendo válidos.
No mataras, no robaras, honrarás a tu padre y a tu madre, y no levantarás falso testimonio ni mentiras… pero ya no me preocupaba tanto estar bajo la cúpula defensiva de la iglesia católica
Además, había empezado a leer sobre otras religiones, especialmente la budista, con preceptos también muy interesantes. Pero a diferencia de mi infancia ya no sentía una necesidad imperiosa de creer, siempre me había sentido un poco ridículo rezando, incluso me sentía mal por mi carencia de fe. Afortunadamente Dios (en quien no creo y en el que tanto me cago) parece no ser tan rencoroso como Darth Vader, de lo contrario hace tiempo que hubiese acabado estrangulado a distancia.
La falta de fe
Pero si, lo cierto es que la fe, es un don que no me ha sido otorgado, y poco a poco lo iba aceptando, me estaba volviendo un poco agnóstico.
A lo largo de los años he visto a muchos y muchas creyentes con apariencia de santurrones, desobedecer los preceptos más básicos de la doctrina que dicen seguir, en una exhibición de hipocresía escandalosa. Así que acabé montándome un credo a medida, el precepto principal era ¿Qué complace más a Dios en caso de que exista, aquel que cree o dice creer, pero no sigue sus preceptos? O ¿Aquel que, sin publicitar o tener clara su existencia, intenta ser del recto proceder? Y con esta argucia, iba tirando por la vida, sin pensar mucho en ello.
Con el tiempo y un conocimiento más amplio de la historia tanto pasada como reciente, empecé a tomar conciencia de la multitud de atrocidades que se habían cometido
Y seguían cometiendo en nombre de Dios y la religión, y aunque eso en realidad dice más de los hombres que de Dios, pero no dejaba de ser sintomático.
Como me hice ateo. La «epifanía»
Finalmente, en uno de esos días, en la cámara de entendimiento, o el rincón de pensar si lo prefieres, me golpeó una de esas ideas que te llegan sin saber muy bien de donde, y que invalidaba el concepto de Dios, o de la religión desde la base. Y es que Dios, es un concepto demasiado “conveniente” demasiado “hecho a propósito”.
Sin duda la idea principal detrás de todas las religiones es el de solucionar nuestro instintivo miedo a la muerte, un miedo lógico y comprensible que las religiones solucionan de una forma más o menos elegante, la vida después de la muerte, el más allá, es como la misma existencia de Dios, no verificable empiricamente. Necesitas fe que es una vocablo latino que significa “creer sin ver” es decir creer sin evidencias, de nuevo, conveniente.
No recuerdo si paralelamente o a posteriori he ido incorporando ideas de pensadores, sobre todo científicos ateos, algunos de los cuales incluso reniegan del término ateo, y se autodenominan anti teístas, es decir, no solo no creen en Dios, sino que consideran el concepto de Dios y la religión como profundamente dañinos, y que deberían ser erradicados.
Las creencias religiosas son reconfortantes
Tengo muchos amigos creyentes de una forma u otra, de diferentes religiones, o incluso de la versión moderna de la religión, corrientes espirituales del tipo “New Age” una creencia muy en boga seguida por una gran cantidad de personas descontentas con las religiones tradicionales. La mayoría de creyentes que conozco son buena gente, y sin duda sus creencias les ofrecen un confort psicológico importante.
De hecho, cuando tuve mi “epifanía” y llegué a la conclusión de que la existencia de Dios es sumamente improbable, que la evidencia apuntaba a que los humanos eran los que habían creado a Dios, y no al revés. Estuve como triste durante una temporada, la red de seguridad psicológica había desaparecido. En realidad no había estado nunca, pero este tipo de cosas no te afectan hasta que no te das cuenta, es como el cuento del Rey desnudo. Al mismo tiempo me sentía más ligero, aliviado, como dice el astrofísico Lawrence Krauss.
Darte cuenta de que estabas equivocado es liberador.
Darte cuenta de que estabas equivocado es liberador.
Con el tiempo he ido aceptando que las cosas no son como son porque nosotros queramos que sean así, si no al contrario, las cosas son como son, independientemente de como nosotros queramos que sean, en palabras de Lawrence Krauss
Al universo le importa un pito lo que tú creas, lo que tú quieras, o lo que a ti te gustaría
No tengo la respuesta
No tengo ni idea de que hay después de la muerte (y eso que he estado muy cerca de ella) con todos mis errores y desdichas, estoy más que agradecido de la vida que he vivido, e intento vivir lo que me queda lo más plenamente posible. Pero sea lo que sea. Parece improbable que el más allá sea una fiesta eterna en la que todos tendremos aspecto de 25 añeros, y nos reuniremos con nuestros seres queridos, en un mundo de piruletas y gominolas.
Quizás mis hijos, sobrinos, nietos o bisnietos (si los hubiera), se encontraran algún video de las chorradas del abuelo, y pensaran Que primitivos que eran entonces! O quizás pensarán en algunas cosas que no se hayan descubierto todavía, y contrastaran con lo que se crea entonces, o intentaran cocinar algunas de las recetas o tutoriales que publico a veces, no será como una la fiesta del más allá, pero creo que hoy en día es a lo máximo a lo que podemos aspirar (como digo en el video de presentación del canal)
Ni que decir tiene que dado como soy a cambiar de opinión igual de aquí a cinco años, si todavía estoy vivo me convierta en un acérrimo defensor de alguna religión creada o por crear, o si se demuestra empíricamente que la existencia de Dios es un hecho, pediré disculpas públicas y admitiré mi error, acostumbrado como estoy a cagarla.
Sea como sea, esto de las religiones organizadas (tradicionales o new age) yo diría que si no pasa nada raro, seguirán el camino de pájaro Dodo y los canales de televisión tradicionales. Extinguidos.